LA PRINCESA MONONOKE ⭐️ ⭐️ ⭐️ ⭐️ ⭐️

Con tanta invasión hollywoodense y ese afán por complacer y "estupidizar" a las audiencias, pocas veces tenemos la oportunidad de ver obras de arte como La princesa Mononoke (1997): una joya no sólo de la animación japonesa, sino más bien del cine universal.

Ésta es una de esas películas trascendentales que tiene una magia que muy pocas logran hoy en día, y es el hecho de que nadie puede ser la misma persona después de verla. Algo pasa al verla; algo se mueve adentro de cada uno; algo se genera en el fondo del corazón...

Su belleza no radica sólo en la gran calidad de la animación (algo a lo que los Estudios Ghibli nos tienen acostumbrados, con entregas como Mi vecino Totoro o El viaje de Chihiro), sino en la impactante crudeza de su historia y sus personajes, tan representativos de la sociedad contemporánea.
El hombre y la naturaleza

Una de las "gracias" de La princesa Mononoke es haber sabido visualizar y conceptualizar una problemática muy actual hace más de 20 años: la depredación que el ser humano ha hecho de su entorno al explotar los recursos naturales, sediento de dinero, poder y control sobre las fuerzas de la naturaleza.

La lucha entre el mal llamado progreso y la naturaleza es el eje central de la película, que muestra sin tapujos la cara más despreciable de hombres y mujeres que no son conscientes del daño que hacen al arrasar con toda forma de vida que no sea la de ellos mismos.

A pesar de que la historia se presenta con matices provenientes de la rica mitología oriental (algo que casi nunca vemos en las películas de Occidente), la problemática medioambiental se presenta de un modo que trasciende el lugar y el momento histórico en que se desarrolla (algo así como la Edad Media japonesa). 
Esto último le otorga un valor universal e imperecedero que cobra especial vigencia en tiempos donde, afortunadamente, hay mayor conciencia sobre el nefasto futuro que nos espera si no dejamos de ser una sociedad insostenible, depredadora y sin espíritu

El cambio climático es ahora

A quienes les apasiona la naturaleza y la sostenibilidad le generará un impacto aún más profundo, puesto que es fácil homologar aquello que muestra la película con lo que estamos viviendo en nuestro día a día: las consecuencias a menor o mayor escala de fenómenos generados por los humanos: inundaciones, sequías, extinción, muerte.

Este problema es bellamente ilustrado con personajes, pueblos, mitos y leyendas de la tradición japonesa más profunda: los dioses-animales, los animales-demonios... y también los personajes sabios, reflexivos y conectados con algo más que sus instintos de depredación.
Claro que también presenta a otros que encarnan lo que comúnmente vemos a nuestro alrededor: personas irreflexivas, terriblemente pragmáticas y, por sobre todo, con una profunda ambición que se manifiesta en todas sus formas. ¿Suena conocido?

De una belleza extraordinaria, con un mensaje decidor y potente, La princesa Mononoke no deja indiferente a nadie. Nos hace pensar; nos hace sentir que nunca aprenderemos la lección. Nos hace esconder la cara de vergüenza ante las atrocidades que hemos hecho en nuestro entorno. Nos hace llorar y querer parar el mundo para bajarnos.

En fin, una joya y un urgente llamado de atención más vigente que nunca.

⭐️ ⭐️ ⭐️ ⭐️ ⭐️ (Obra maestra)
  • DirecciónHayao Miyazaki.
  • Duración: 2:09.
  • Idioma: japonés.
  • A quién le gustará: a personas sensibles; a amantes de la naturaleza; a quienes aprecian la belleza de las cosas; a quienes luchan por un mundo mejor; a involucrados con temas de sostenibilidad y medio ambiente; a amantes de la estética y las historias de Oriente; a quienes creen en seres mitológicos, hadas y dioses del bosque.
  • A quién NO le gustaráa personas insensibles, a seres ambiciosos. Probablemente a empresarios que crean que el fin justifica los medios; a mentes con poca flexibilidad; a personas de imaginación limitada; a quienes se aburren fácilmente; a seres despreciables; al presidente de Estados Unidos.

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